www.eliasmalvar.blogspot.com
Lo que voy a contar, sucedió en el verano del año 2.013:
Me encontré, casualmente, en una zona de las Rías Baixas de Galicia, con un viejo exalumno del colegio franciscano de Herbón.
Aunque pertenecemos a diferentes promociones, nos conocíamos por haber coincidido en algunos reencuentros que solemos celebrar anualmente los exalumnos de aquel colegio.
Los dos estábamos disfrutando de unos días de veraneo, teniendo mucho tiempo disponible para poder hablar de nuestros recuerdos del citado colegio-seminario.
Un día, yo le pregunté si continuaba siendo un buen creyente cristiano, o si sentía alguna duda sobre ese misterioso "más allá" del que nos hablaban en Herbón.
Él, permaneció pensativo durante varios segundos.
Después me contestó así:
---Han pasado ya muchos años, desde aquellas fechas.
Transcurre mi vida entre conflictivos "ruidos mundanales" y le dedico poco tiempo a reflexionar sobre los temas religiosos que nos enseñaban en Herbón.
Pero, continúo siendo un creyente cristiano, aunque sienta alguna discrepancia sobre la forma en la que nos presentaban allí al Creador del Universo.
Yo le pregunté después:
¿Puedes explicarme el motivo de esa discrepancia?
Él me contestó:
---Había finalizado recientemente la nefasta guerra civil española.
La iglesia católica de nuestra nación se encontraba muy resentida, debido a los asesinatos cometidos con muchas personas consagradas, la quema de iglesias y conventos, etc., etc.- Posiblemente influenciada por estos lamentables hechos, aún muy recientes, nos presentaban allí a un Dios demasiado vengativo. Además, no se había celebrado aún el Concilio Vaticano II.
Le pregunté nuevamente:
¿Consigues aclarar cualquier duda que puedas tener sobre la existencia de Dios?.
Su contestación fue la siguiente:
---Miro hacia arriba, contemplo este grandioso Firmamento y me pregunto: ¿Quién ha puesto ahí todo eso que estoy viendo, que funciona tan ordenadamente?- No ha podido surgir de la nada, sin la intervención de un Ente muy Superior, al que le llamamos Dios.
Eran ya las dos de la tarde y nos estaban esperando unas muy sabrosas nécoras en un restaurante cercano.
Después, durante algunos días de nuestra permanencia en aquella zona veraniega, continuamos hablando de nuestra estancia en aquel colegio franciscano. Los dos estábamos muy satisfechos de haber sido alumnos de aquel colegio, al que seguíamos recordando con cariño.
También hemos comentado que nuestros respectivos padres carecían de recursos económicos para que nosotros pudiésemos estudiar una carrera profesional en otros centros de enseñanza. Y que, en el colegio franciscano de Herbón, hemos recibido gratuitamente una formación cultural, religiosa y moral, que nos ha resultado muy valiosa después, durante el transcurso de nuestras vidas.
www.eliasmalvar.blogspot.com