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Los humanos estamos dotados de una mente racional y tenemos libre albedrío para nuestros comportamientos individuales.
La historia universal de la humanidad ha sido siempre muy conflictiva, porque solemos hacer un uso incorrecto de este privilegio que poseemos.
Debido a las diferentes apetencias que sentimos individualmente cada uno de nosotros, surgen amores y odios, ricos y pobres, opresores y oprimidos, amos y esclavos, etc. También ateos y creyentes.
Fuimos capaces de desintegrar el átomo, de realizar viajes espaciales y hemos conseguido otros importantes avances científicos; pero, no hemos sabido organizar un sistema de ordenación social que nos permita coexistir pacífica y satisfactoriamente. Los programas que hemos realizado para conseguir la paz, la justicia y alimentos para todos los habitantes de este planeta, han tenido unos resultados poco relevantes.
La historia universal de la humanidad ha sido siempre muy conflictiva, porque solemos hacer un uso incorrecto de este privilegio que poseemos.
Debido a las diferentes apetencias que sentimos individualmente cada uno de nosotros, surgen amores y odios, ricos y pobres, opresores y oprimidos, amos y esclavos, etc. También ateos y creyentes.
Fuimos capaces de desintegrar el átomo, de realizar viajes espaciales y hemos conseguido otros importantes avances científicos; pero, no hemos sabido organizar un sistema de ordenación social que nos permita coexistir pacífica y satisfactoriamente. Los programas que hemos realizado para conseguir la paz, la justicia y alimentos para todos los habitantes de este planeta, han tenido unos resultados poco relevantes.
Yo pienso existe una fórmula, una ordenación legislativa muy sencilla, que liberaría a la la humanidad del desorden social, económico y moral, que nos está afectando. Hace ya muchos años que un Gran Estadista redactó esa tan importante legislación:
Su primer capítulo dice así: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y ... a tu prójimo igual que a ti mismo".
Si los gobernantes de todas las naciones refrendasen el contenido de esta tan breve y sencilla legislación y todos los humanos nos comprometiésemos con su cumplimiento, se obtendrían los siguientes resultados:
-Permitirían la explotación y distribución justa de todos los recursos que tiene nuestro planeta.
Si los gobernantes de todas las naciones refrendasen el contenido de esta tan breve y sencilla legislación y todos los humanos nos comprometiésemos con su cumplimiento, se obtendrían los siguientes resultados:
-Permitirían la explotación y distribución justa de todos los recursos que tiene nuestro planeta.
-Estarían controlados los impulsos que provocan tantas rencillas y agresiones.
-No existiría las guerras, ni otros graves conflictos que se producen frecuentemente.
-No existiría las guerras, ni otros graves conflictos que se producen frecuentemente.
-Etcétera, etc.,
¿Por qué no iniciamos una campaña publicitaria mundial reclamando la vigencia de estos Diez Mandamientos? ¿Cuándo surgirá un líder que tenga la suficiente intuición y coraje , para impulsar la tan importante revolución social que supondría la aplicación de estos Diez Mandamientos?.
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