lunes, 26 de octubre de 2020

MI HIJO, INOLVIDABLE.


 FALLECIÓ HACE YA  18  AÑOS.

Este inolvidable hijo mío, era un ángel que tenía sus alitas rotas, debido a la parálisis  cerebral que padecía. 

Su mirada inocente y cariñosa, su débil sonrisa y las pocas palabras que podía pronunciar, reflejaban la gran  pureza de sus sentimientos y de su alma.

Yo pienso que, en ese misterioso "más allá",  le habrán restaurado sus alitas rotas y estará volando alegremente en compañía de los demás ángeles del cielo, que serán todos ellos muy amiguitos suyos.

Hace un año, también ha fallecido su madre.  Cuando ella  llegó a ese misterioso "más allá",  se habrán reencontrado allí los dos muy jubilosamente;  y él  le habrá contado a su madre muchas cosas que no había podido decírselas aquí,  debido a  la parálisis cerebral que padecía.



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