www.eliasmalvar.blogspot.com
Podríamos pensar, metafóricamente, que las personas humanas nos parecemos a un conductor con su automóvil.
Nuestro cuerpo es semejante a un vehículo:
Puede ser de "alta gama", o un humilde coche utilitario. Puede ser un cuerpo sano y robusto, o débil y enfermizo.
Pero, si nuestra mente es una buena conductora, el vehículo de su cuerpo circulará correctamente por los caminos de este mundo; aunque el motor y los demás elementos de tracción estén algo deteriorados, o envejecidos.
El conductor de este vehículo corporal, está obligado a cumplir las ordenanzas que señala un "reglamento de tráfico" que le fue dictado a Moisés en el Monte Sinaí: tiene diez capítulos .
Su incumplimiento será sancionado con multas que tendrá que pagarlas cuando haya realizado su último viaje en el planeta tierra.
POSTDATA:
Reconozco que yo soy un "conductor" bastante mediocre, de mi vehículo corporal, a pesar de que me han enseñado ese oficio en una prestigiosa "autoescuela" franciscana.
www.eliasmalvar.blogspot.com.
Muy bueno un abrazo
ResponderEliminar