miércoles, 13 de noviembre de 2013

¡¡QUÉ TIEMPOS AQUELLOS...!!



¡¡¡QUÉ TIEMPOS  AQUELLOS...!

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Cuando yo era joven, en las ciudades y en los pueblos importantes muy pocas personas  tenían un  teléfono en su domicilio.   En los pueblos pequeños y en las aldeas  ni siquiera existían líneas telefónicas.

En aquella época, las comunicaciones telefónicas no se establecían automáticamente marcando un número.  Era necesario hacer una llamada a la central para solicitar  la conexión y, desde allí,  una operadora telefonista  realizaba  el  enlace  solicitado;  no siempre  lo hacía   inmediatamente.   Si las llamadas eran para teléfonos de distinta localidad, que estuviese  alejada,  solían tener  demoras de espera de más de una hora. 



  
En aquellos tiempos,  muy pocas personas  tenían un receptor  de radio en su domicilio;     y aquellos aparatos, para recibir  la señal,   necesitaban  antenas   en el exterior,  muy elevadas,  que solían colocarse preferentemente en los tejados.



Radio-Andorra y  Radio-Tánger  eran algunas de las emisoras  más populares.  Dedicaban la mayor parte del tiempo  a  emitir  canciones con dedicatoria,  por las que cobraban la cantidad de  cinco pesetas,   que  debían enviarles,  por giro postal, quienes las habían solicitado.  Otras emisoras de radio también lo hacían.   También   transmitían   solicitudes de personas que deseaban encontrar pareja.    Yo he conocido, personalmente,  a algunos matrimonios que iniciaron su  relación sentimental  mediante  aquellos anuncios.    
   
Las emisoras de radio   también  emitían entonces  radio-novelas   que solían  interpretarlas directamente,  ante el micrófono,  algunos  locutores  que se hicieron  famosos. 



Nos parecería una   fantasía de Julio Verne si alguien nos dijese entonces  que,  pocos años después,   tendríamos  teléfonos móviles inalámbricos,   televisiones,  video-conferencias,  internet ,   y otros variados medios  de comunicación.

En aquellos ya tan lejanos  tiempos de mi juventud, no disponíamos de los actuales medios para poder comunicarnos;    pero,   a  pesar de ello, nos relacionábamos   con más afecto y cordialidad  que ahora.  En  mi aldea,  al  anochecer,   se encendía el fuego en la "lareira"  y,  al calor de la lumbre, los padres y sus hijos eran más comunicativos y   se contaban   sus cosas. 
  




Antes, los chicos jóvenes, cuando teníamos lejos a nuestras novias,  les enviábamos unas cartas muy cariñosas, emotivas  y románticas.   No existía aún el WhatsApp,  ni esos otros medios de comunicación actuales.

A pesar de tener entonces  tantas carencias,  YO PIENSO QUE,  EN AQUELLOS VIEJOS  TIEMPOS, ÉRAMOS MÁS FELICES QUE QUE ESTA  ACTUAL GENERACIÓN, TAN RUIDOSA E INCONFORMISTA.




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