ELLOS, YA SE HAN IDO.

 

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Los humanos tenemos capacidad mental para seguir recordando a nuestros seres queridos que han fallecido.
También para realizar ofrendas religiosas por ellos.

Cuando rezamos por esos que ya se han ido, o les llevamos flores al cementerio,  estamos realizando un acto para el  que no están capacitados los  demás seres vivos,  irracionales.  No sienten esa misma inclinación de afecto hacia sus congéneres que han fallecido.

¿Es necesario poseer un espíritu racional, superior, para poder continuar sintiendo ese afecto? .

En los cementerios solamente se encuentran sus cenizas corporales, sin vida, descomponiéndose.
Si todo lo que somos, nuestro cuerpo y nuestra alma terminasen así, ¿qué valor tendría haber sido personas humanas dotadas de un espíritu racional?  ¿Un espíritu superior, pero incapaz de sobrevivir a la brevedad de unos cortos años que se pasan tan fugazmente?.

Los cristianos creemos que nuestra alma es inmaterial y no posee componentes químicos que puedan descomponerse en los nichos de un cementerio.
Que también es ingrávida y la atracción  centrípeta terrestre no le impide que emigre a un misterioso "más allá" cuando se desconecta del cuerpo al que ella le estaba transmitiendo la vida.

Publicación copiada de mi BLOGmalvarelias.blogspot.com

Postdata:

¡Cuántas cosas inexactas habré dicho yo en estos "rollos" que os estoy contando!
Perdóname, Señor, por haber intentado llegar más allá de los límites que has puesto al conocimiento humano.