Si actualmente se produjese un milagro semejante a cuando los hebreos cruzaron a pie el Mar Rojo, o cuando Jesucristo resucitó a Lázaro, este acontecimiento tendría grandes titulares en las páginas de los periódicos y en todos los demás medios de información.
Pero, caminar a pie entre las aguas del mar, o resucitar a un muerto, representan solamente unos pequeños milagros, si se los compara con los grandes prodigios que realiza Dios permanentemente y que atraen poco nuestra atención.
Se necesita mucho más poder milagroso para crear y mantener en funcionamiento todas las Leyes que rigen en el Universo, que para modificar temporal y ocasionalmente una de esas Leyes, y que el pueblo hebreo pudiese caminar a pie entre las aguas del mar, huyendo de las tropas del Faraón.
También, el simple hecho de resucitar a un muerto, constituye un milagro muy inferior al de hacer que nazcan continuamente muchas vidas nuevas en este planeta.
No nos impresiona el maravilloso funcionamiento natural que tienen que tienen todas las cosas que existen en este mundo, porque lo estamos contemplando, insensibles, diariamente.
Si viésemos, con mucha frecuencia, caminar a pie entre las aguas del mar, o resucitar a un muerto, no les concederíamos ninguna importancia, ni resultarían noticiables para los medios de comunicación.
Esos dos "pequeños" milagros que yo he citado, si se produjesen diariamente, no servirían para que reconociésemos en ellos la intervención de Dios.
No nos emocionarían a los creyentes. Ni convencerían a los ateos de que Dios existe.
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malvarelias.blogspot.com
lunes, 24 de febrero de 2025
LOS MILAGROS MÁS IMPORTANTES.
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