¿CÓMO CONDUCIMOS NUESTRAS VIDAS?

    

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Los humanos nos parecemos, metafóricamente, a los conductores y a las conductoras de un automóvil.
El vehículo que conducimos es: nuestro cuerpo.

Nuestro cuerpo puede ser  de alta gamma, fuerte y muy robusto, o también puede parecerse a un pequeño y sencillo coche utilitario.
También puede tener algunos mecanismos de tracción que no funcionen bien, o que estén ya muy viejos y desgastados.

Pero, si nuestra mente es una buena conductora, su vehículo corporal circulará correctamente por los caminos de este mundo, aunque el motor y otros elementos de tracción tengan algunos problemas, o aunque los trayectos que recorra tengan muchos baches y muchas curvas peligrosas.

La mente que conduce nuestro vehículo corporal está obligada a cumplir el "reglamento de tráfico" que le fue dictado a Moisés en el Monte Sinaí.  Tiene diez capítulos.
Su incumplimiento será sancionado con multas que tendrán que pagarse después cuando hayamos realizado ya nuestro último viaje en este planeta Tierra.

Postdata:
Reconozco que yo soy un conductor muy mediocre de mi vehículo corporal, a pesar de que me han enseñado este oficio en una muy buena  "autoescuela":  en aquel colegio franciscano de Herbón.