www.eliasmalvar.blogspot.com
El próximo viernes llega ya el mes de noviembre:
Cuando llega noviembre muchos vegetales empiezan a desprenderse de sus follajes y se preparan para recibir al invierno.
Sus hojas verdes pierden el color; después se las llevará el viento y terminarán pudriéndose esparcidas por el suelo.
Los cristianos a noviembre le llamamos también el mes de los difuntos. En estas fechas solemos visitar los cementerios para rezar y depositar flores en las sepulturas de nuestros seres queridos que han fallecido.
Los creyentes cristianos pensamos que nuestra alma no está formada por componentes químicos que puedan descomponerse en los nichos de un cementerio; y que, cuando fallecemos, esa energía inmaterial que transmite la vida en nuestro cuerpo, se desconecta de él. No queda atada a este planeta por las leyes de la atracción centrípeta terrestre y emigra a un misterioso "más allá".
El Creador del Universo nos ha concedido a los humanos el privilegio de poder pensar y creer que existe un misterioso "más allá". Algunas personas no son creyentes, porque el gran bullicio que invade el planeta tierra no les permite hacer uso de este citado privilegio; posiblemente también porque no les interesa que exista un misterioso "más allá".
Al morir, dejamos marcadas nuestras huellas en las rutas que recorrió cada uno de nosotros durante nuestra estancia en este planeta. Cuando se examinen esas huellas en ese tan misterioso "más allá", podrán resultarnos allí favorables, o desfavorables.
El científico y filósofo Blaise Pascal ha dicho: "Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, antes que equivocarme si pienso que no existe Dios".
Yo les recuerdo este pensamiento de Pascal, a quienes niegan, o dudan, de la existencia de una nueva vida después de la muerte .
No hay comentarios:
Publicar un comentario